Se va acercando el final de este año y seguro que a ti también se te hace inevitable eso de quedarte un ratito atontado, como pensando en las musarañas, haciendo inventario de todo lo que has hecho este año, lo que no pudiste hacer o aquellas pequeñas cosas en las que alcanzaste el éxito o, mejor que fracaso, conseguiste una nueva oportunidad para volver a intentarlo ;)
Pues sí, yo también soy de las que le da vueltas a todo esto en las últimas semanas de diciembre. Es como una especie de purga y limpieza mental en la que desecho todos los pensamientos negativos e intento llenarme de optimismo para comenzar el próximo año de la manera más provechosa y auténtica que me sea posible.
Una de las cosas de las que más orgullosa estoy y que más han ayudado a la autoestima especialmente en los últimos meses de 2013 ha sido perder un poquito de peso y, sobre todo, engancharme al deporte y la actividad física. Para que te hagas una idea, yo era la niña que siempre llevaba justificantes a la clase de gimnasia, a la que le daba flato en la primera vuelta de reconocimiento al patio del cole, o la que día sí y día no se le olvidaban en casa el chandal o las zapatillas de deporte. Vamos, un desastre total para la actividad física coordinada. Cuando en julio decidí cambiar mi estilo de vida y volverlo más activo no puedes imaginar el trabajo que me costaba simplemente andar a ritmo ligero. ¡Por dios santo! me dolía todo el cuerpo, hasta las pestañas!. No podía ni hablar durante el camino, ni mucho menos pensar en lanzarme a correr. Poco a poco empecé a sentirme mejor, a hacer mini carreritas pero siempre sin llegar a pensar siquiera en correr más de un minuto seguido. De hecho, cada vez que intentaba ir más allá una voz en mi cabeza siempre decía algo así como déjalo, tú no vales para esto, nunca pudiste hacerlo, te va a dar flato, mira que si te entra la arritmia…
Pero resulta que me gusta correr. Muchísimo. Nunca pensé que la cabeza y el cuerpo se me fueran a «ordenar» tanto mientras corro, así que me seguí empeñando en hacerlo y un día corrí más de un minuto, y luego más de cinco. Luego hice un kilometro seguido y luego dos, tres… un día me sorprendí pensando en otro registro y ya no me decía a mi misma que era mejor parar porque no iba a poder hacerlo. Ese día empecé a pensar que podía: me lo creí. A partir de ese momento todo cambio, porque aunque sepas que hay muchas cosas que eres capaz de hacer, si crees que algo más es posible, se abre ante ti un camino que antes ni te hubieras planteado y te das cuenta de que no solo eres capaz de hacer eso, sino que puedes hacer mucho más, puedes hacer lo que tú quieras.
Ayer mismo estuve pensando en esto mientras corría y surgió esta frase que inmediatamente apunté en mi libreta de ideas al llegar a casa. En un ratito de inspiración en Pinterest para buscar una buena combinación de tipos y patrones ya tenía una idea mental de cómo iban a ser estos fondos de pantalla para iPhone e iPad. Te los dejo en mi dropbox para que puedas descargarlos con la mayor facilidad posible. Yo ya los tengo en mis cacharritos y creo que es una manera fantástica de llenarse de energía positiva para empezar 2014.
Eres muy capaz de hacer todo lo que te propones. Solo tienes que creértelo!!