Hay días en los que todo apunta en una misma dirección. Días, que por ser tan especiales invitan a sentarse durante al menos cinco minutos, respirar y pensar. A mi me gusta hacer esto cada 31 de diciembre y es algo que me ayuda a poner en orden mi vida en pequeñas, cómodas y, sobre todo, asimilables dosis. Es una especie de auditoría cariñosa que me hago a mi misma cada 365 días. Sé que no soy la única que hace esto y que muchos de vosotros os sentiréis identificados con este tipo de rituales.
Tengo mucho que agradecer a 2012. Desde hace ya cuatro años no sé lo que es tener uno malo, pero hoy y aquí sentada, me acuerdo de los que sí tuve. Pienso en todas las personas que me leen en este blog, o que han sido mis alumnos en estos últimos meses, en conocidos y amigos que ahora pueden estar pasando por momentos que, amargamente, me resultan familiares. A todos vosotros especialmente os envío ánimo y fuerzas porque sé cuanto las necesitáis. Todo pasa, los malos momentos también. No abandonéis ese pensamiento mientras dure la tormenta.
Esta tarde, pretendía hacer un "mi año en 12 fotos", pero era todo tan ecléctico, tan variado que mi collage estaba más cerca de parecer un pastiche que una composición mínimamente estética. Me rendí en ese intento. Mi año empezó muy alegre, muy colorista y se ha ido tornando poco a poco más pausado, más sobrio y contenido. Mis fotos no me mienten: hay algo que está cambiando en mí. Eso me alegra mucho porque siento que estoy cerrando una puerta, terminando una etapa, un ciclo y comenzando otro aún más pleno y fascinante: sigo aprendiendo y sigo viva.
Este año me he despertado otras 365 mañanas. Algunas de ellas tan pronto, que no se podía distinguir la luz. He trabajado mucho, muchísmo. Vamos, ¡un montón!. Desde julio de este año, me despierto en Granada, cerca de la montaña. Aquí la luz es preciosa, pero sigo echando de menos la playa.
He vuelto a escuchar música todos los días. La música y yo tenemos una relación muy extraña, somos amantes recurrentes, nos alejamos y acercamos constantemente. No podemos vivir separadas pero a veces, tan cerca, duele. Para hoy, New Year's Day de U2 :)
Desde hace muchos años siento que vivo en una mudanza constante y esto es algo que me gusta pero que a la vez me preocupa. No vivo la vida de mis padres, es un camino nuevo... pero bueno, sobre eso os contaré más cosas el año que viene. Estoy ultimando un proyecto fotográfico precioso jugando con ese tema. Se llama «Home... Less», y podéis ver un pequeño anticipo aquí.
Todos los días tenemos que limpiar algo en la casa. Aunque sea un poquito ¿verdad?. No sólo se limpian muebles, estancias, objetos. También es bueno limpiarse de energía, personas y, por qué no, referentes artísticos. Y aquí voy yo, con mi súper bayeta intentando hacer hueco a una manera un poco más contemporánea de ver el mundo!!
La luz pone orden en todas las cosas. La veo, la observo, la miro, la estudio, la siento, la persigo, la atrapo. La luz es mi vida.
Un vaso de agua antes de dormir y otro al levantarnos nos previene de muchas enfermedades. Somos agua en un 70% aproximadamente. Menos mis gatos, que lo son al 110%. Agua de salud, agua para limpiarnos. Agua fresquita, que no nos falte.
Hoy quería hacer muchas cosas antes de terminar el año, y una de ellas era poner al día mi archivo digital. Más de 300GB han pasado a archivo definitivo a lo largo de la mañana: fotografías, textos, videos... Espero al 2013 con ciertas barreras, pero con muchas ganas de romperlas trabajando la creatividad. Otros años me duele condenar algunas cosas al ostracismo de mi disco duro, pero este año NADA DE NADA: sólo quiero cosas nuevas, ¡cambiar! y por eso he dejado el máximo espacio libre posible en mi ordenador para todas esas cosas que están por llegar.
A pesar de que estoy muy a gusto aquí, también tengo mi momentillo para echar de menos Asturias y a mis padres. Ahora que tengo mamá adoptiva cerca, sigo teniendo morriña, pero mucha menos: las listas de la compra de última hora son universales en el lenguaje de las mamás ;)
♥
Vaya a donde vaya, Martín me lleva. Siempre. A veces en coche, a veces en barco, otras en alfombra mágica voladora, pero siempre que miro a mi izquierda, allí está él (aunque simplemente vayamos a hacer la compra) :)
Me declaro abiertamente agorafilica. Me encantan los espacios abiertos, caminar en la naturaleza. El pueblo en el que vivo ahora es una bendición para eso, no sólo por la montaña y la cantidad de senderos que se pueden recorrer. Simplemente la vega del río está llena de tesoros. Mientras me agachaba para tomar esta fotografía he pensado en lo muchísimo que he crecido este año. No soy tan pipiola como estas lechuguitas pero me he abierto paso entre la tierra y ahora disfruto de los rayos de sol en la cara.
Y olvídate de crecer si no eres aventurero. De compras, entre el horno de pan y el súper, nos paramos a hablar con un agricultor de la zona. Nos enseño parte de su casa, sus herramientas de trabajo, su huerta y sus animales. Esta gatita estuvo con nosotros todo el tiempo, se comportaba curiosa y amistosa pero precavida a la vez. Hmmm, imposible no ver ciertos parecidos conmigo. Al tomar esta fotografía pensé en que el año que viene voy a tratar de tener menos miedo de ciertas cosas y sobre todo de las personas. Voy a bajar las defensas y vivir más la aventura.
De vuelta a casa con nuestra compra era imposible no fijarse en esta escena. Montones y montones de cintas de video con grabaciones personales volcadas en la basura. O bien porque queremos cambiar o simplemente olvidarnos de parte de nuestro pasado, actuamos de esta manera un 31 de diciembre cualquiera.
Desde que estoy aquí, todas las tardes salgo al jardín. La luz en diciembre es maravillosa. a eso de las cinco y media de la tarde comienza a caer y a desdibujar las sombras. Amo lo que hago, aunque a veces me absorba tanto que dejo cosas y tareas pendientes por hacer. Este año la cosecha de aceitunas se nos ha pasado (un poquito de ná) más de la cuenta. Mientras tomaba esta fotografía me acordé de los amigos que no me esperaron y dejaron de ser amigos hace tiempo, pero también de los que siguen ahí a pesar de que casi no tengo horas que dedicarles. Estoy deseando acabar el ciclo de fotografía artística para volver a mis rutinas de antes, visitarlos y que me visiten, hacerles de comer, que viajemos juntos, que riamos, que nos reencontremos. Me gustaría que supieran que, aunque no tengo tiempo para ellos ahora, les pienso y quiero muchísimo.
Observadora compulsiva de tallos que crecen. Totalmente nuevos en este jardín, los siento míos desde que hundí los dedos en la tierra para plantarlos. Todas las tardes salgo a verlos crecer, mis ranúnculos verán la luz dentro de muy poquitas semanas y serán las flores más caprichosas de este jardín. ¡Deseo verlos con tantas fuerzas!
El día va llegando a su fin y, aunque todavía me quedan muchas fotos por hacer sé que este pequeño documental fotográfico tiene que terminar. Hoy he pensado mucho en este año que se acaba, en lo que he hecho y en lo que no, en lo que he logrado y en lo que me queda por lograr, en las cosas que dejo atrás pero sobre todo en las que me esperan adelante. Después, mucho después de todo lo demás, tras el invierno siempre llega la primavera y las flores del cerezo son las primeras en dar el aviso. Me fascinaron las yemas, pasé largo tiempo observándolas. La naturaleza es maravillosa en todas y cada una las cosas que hace. A veces me parece un milagro cómo algo tan grande es capaz de concentrarse en un espacio tan pequeño.
El día se acaba, el año se va. La luz, se escapa. El mañana es incierto para todos nosotros nos pongamos como nos pongamos. Unos lo verán más claro, otros absolutamente borroso, yo pienso que entrever sin saberlo todo del todo, es la mejor manera de esperar un cambio.
Os deseamos un maravilloso año nuevo a todos,
que seáis muy felices, que os quieran y os queráis mucho.
¡2013 va a ser la leche!